27/2/08

Músculo



Un dia lluvioso escuchando a Serrat es siempre más lluvioso. Exquisitamente lluvioso. El cielo y su voz han hecho un trato: revolver la factoría donde se producen las emociones. Esa maquinaria poderosa. Las canciones son un infalible antídoto contra la pesadez de los días más tediosos. Un recurso para el espíritu. Las melodías tienen el olor del membrillo del patio de mi casa de chica. Serrat canta y yo hago esa concesión. Me permito viajar por mis adentros. Encontrarme con lo que está esperando a ser rescatado. Un arsenal de reminiscencias. Expongo mi vulnerabilidad. Paseo sin botas ni paraguas por el alma. Allí las gotas golpean intensas. Se abren paso inusitadas sensaciones, latidos, desazones, goces, quejidos, nostalgias, placeres. Me regodeo con ellas. El corazón también es un músculo. Serrat me recuerda lo amable que puede ser ejercitarlo. La distancia que me separa de las explicaciones racionales, es descomunal. Estoy en la otra orilla. Llevo puesto un cuerpo que no deja de vibrar. Las caderas flamean, los brazos se estiran, el abdomen se hincha, los hombros se arquean, la mirada se extravía. Buceo a través de un espacio infinito. Llueve afuera y adentro con la misma vehemencia. Podría llover toda la tarde y todo el insomnio. Entonces el agua limpiaría todos mis recovecos. Serrat canta y yo me masajeo el alma. Ejercito el músculo.

26/2/08

DE HOY




Estoy cansada de llevarme puesta asique por una vez, me niego a mantener mis prejuicios en contra de la ciencia ficción y leo a Ray Bradbury...

24/2/08

Sádado de cine por la tarde


El sábado fui con una amiga al cineclub a ver “La Nube Errante. No había mucha gente. Pudimos estirar nuestras piernas y sentirnos como en el living de casa. De hecho ella se sintió tan cómoda que en un determinado momento se durmió. Yo me distraje unos minutos pensando en que estaría haciendo él. Pero lo significativo fue que ambas pasamos por mil estados diferentes. Nos reímos -ella bastante más fuerte que yo-. Nos sorprendimos. Nos estremecimos. Nos aburrimos.
Cuando terminó la película nos quedamos hasta que dejaron de pasar los créditos. Fuimos casi las ultimas en dejar la sala. Mi amiga habló con el chico de la boletería. Yo estaba aturdida. No podía sacarme de los ojos la ultima escena de la película. No podía dejar de sentir congoja y repugnancia a la vez.

MOVIE
“La Nube Errante” es un tipo de cine para selectos. No es una película para ver con los padres, por ejemplo. Es densa, en el mejor sentido de la palabra. La carga está en las acciones, en el contraste de los colores -los fosforescentes musicales, la oscuridad del videoclub y ese pallier amarillento del edificio donde todo transcurre-, en la sonoridad –de las sandalias de madera de la actriz, los gemidos, el ruido ambiente-, en las expresiones de los actores. Es extraña, violenta sin pretenderlo y es audaz, muy audaz. En resumidas cuentas, la historia se situa en Taiwan, donde hay una importante escacez de agua. Para paliar esto, la gente recurre a la ingestión de jugo de sandía y aprovecha todos los beneficios de esta fruta para saciar su otra sed.

Escena 1: int/día
Una mujer descansa sobre una cama. En el medio de su vagina, se posa la mitad de una sandía. Su amante lame la sandía. La toca. Introduce su dedo adentro de la fruta, lo hace con fuerza. Ella gime de placer. El escarba con violencia. Mete entera su mano y la saca, sucesivamente, sale jugo de sandía por todos lados. Ella grita. La sandía queda hecha un desastre. El toma pedazos de pulpa y los mete en la boca de ella. Esparce los restos por el cuerpo de ella. Pasa la lengua por su cuerpo.
Escena 2: int/noche
Una mujer mira televisión tirada en el piso, con un almohadon con forma de flor entre sus piernas. El conductor del noticiero habla de la escacez de agua y de retirar bidones para abastecerse. También menciona el abaratamiento del precio de la sandía. La mujer cierra una valija con llave y luego arroja la llave por la ventana. La llave cae a la calle, en el exacto lugar donde unos obreros estan arreglando el pavimento.
En el mismo edificio donde vive la chica de las llaves, se está filmando una película porno. Hay sexo explícito durante tediosos minutos. Pululan botellas de plástico con agua y sin agua por todos lados. Penetraciones. Gemidos. Deseo. Sandías flotando en el río, sandías en los paraguas de los musicales, sandía que simula ser un bebé en la panza de la chica, vasos de jugo de sandía, sandías en la heladera.
El director: Tsai Ming-Liang
Es un narrador omnisciente, no dice nada con palabras, lo dice todo en un plano. No toma posición. Solo deja ver. Y a veces ver, puede ser insoportable.

21/2/08

CINE PARA APLAUDIR: LA MIRADA DE LOS OTROS





Lo vedado, lo prohibido, lo censurado, las listas negras. Todo lo que el poder pueda tapar, lo tapará. Todas las verdades, de cualquier forma que intenten ser dichas, en cualquiera de sus expresiones. La película de Florian Henckel Von Donnersmarck, nos transporta a la Alemania del este que alguna vez fue a través de una historia conmovedora y atrapante. Habla de ser fieles a algo, habla de las ideas, habla del amor. Nos interpela través de un muro que a veces parece no haberse caido. No en las conciencias sucias de algunos poderosos. Sin demagogias, sin discursos, sin panfletos, sin lavado de cerebro, La mirada de los otros, mantiene en vilo al espectador sin aburrirlo durante dos horas y media y nos hace pensar en la siempre polémica e inacabable relación entre la política y el arte.
Ambiciosa y altamente recomendable la opera prima de este alemán que promete...

¿Sabés que dijo Lenin de la Apassionata de Beethoven?. Si la sigo escuchando, no haré la revolución. Alguien que la haya escuchado, que la haya oído, ¿puede ser malo?




MEDIOS





Comienza la cuenta regresiva...
Estos tipos se traen algo entre manos. Un diario!
El 2 de marzo en la calle. Pasen y vean...

http://criticadigital.com




20/2/08

DIVAN: ENDINGS

A esta chica los finales abiertos, solo en las películas. Le gustan los tantos claritos. Si ya no la querés, hacéselo notar. Si no te gusta, no la mires de esa forma. No la endulces con palabras huecas. Confundida, corre el riesgo de extraviarse. A ella no le interesa andar al tanteo. Necesita un plano detalle del terreno. En cuestiones del corazón, las cartas sobre la mesa. Y si tenés el ancho de espada, calladita se manda a guardar. Desconfía de lo obvio. Detesta dar por sentado las cosas. A ella la ambigüedad no le resulta. Asique decile de que va esta peli porque se me ocurren varios endings. A saber:

1- Chica suspende todo tipo de accionar. Planea su huida en secreto. No da señales de vida en el planeta Tierra y deja que alguna fuerza centrípeta o centrífuga (que no sea la del lavarropas) determine la apoteosis.

2- Chica intenta olvidar a chico. Opciones: los amigos (los pocos rezagados solteros que todavía tienen ganas de batallar), el trabajo o la bebida (ojo con esta opción, los efectos en exceso pueden ser contraproducentes y empañar todo el plan de acción).

3- Chica se dispone a la búsqueda de otro chico y pone en práctica la archiconocida estrategia "un clavo saca a otro clavo" (cuando en realidad solo tiende a agrandar el agujero).

Dicho esto la afectada en cuestión se dispone a escuchar Sozinho de Caetano Veloso, y se agarra fuerte las piernas, no vaya a ser que otra vez se le de por dar un salto al vacío. Después de todo, a esta chica se le van a pasar los días útiles a la espera de su príncipe azul y lo más probable es que cuando llegue destiña.

19/2/08

El sur en los ojos



Aquí la naturaleza es prepotente. Es una aplanadora. El poder del hombre se devela carente de sentido. Su soberbia, diminuta. Está solo ante la inmensidad y no hace otra cosa que maravillarse. Los ojos se le empachan de mirar.
En este bosque los dolores son menos insoportables. Respirar es un privilegio que asusta. Los sentidos ceden. Se dejan avasallar por el exceso. El mundo es una paradoja. Aquí el tiempo se desvanece como la seda sobre el cuerpo. Y yo me pregunto si este es el lugar que incansable está buscandome. Quisiera arroparme en el verde y no dejarme escapar.


La foto es de San Martín de los Andes. El autor: mi amigo Jorge Rodríguez.

14/2/08

Sabina


Si, ya sé. No querés catorce de febrero ni cumpleaños feliz...

12/2/08

TWENTY EIGHT THINGS

Veintiocho cosas que me gustaría que me pasen ahora que tengo veintiocho:

1. Mudarme de cuidad
2. Tener un perro
3. Conseguir un trabajo que me guste
4. Enamorarme de alguien en un colectivo
5. Aprender a tolerar
6. Dormir más
7. Bailar más
8. Dejar de fumar
9. Ir más al cine
10. Aprender portugués
11. Que Woody Allen me llame para hacer una película con él
12. Leer a Philip Roth
13. Engordar
14. Que el chico del videoclub me invite una cerveza
15. Mejorar mi sentido de la orientación
16. Ganar algo en un sorteo
17. Cocinar más y mejor
18. Que los duelos no se atrevan a dolerme demasiado
19. Mojarme mucho debajo de la lluvia
20. Racionalizar menos
21. Que Sabina cante en mi living
22. Hacer parapente
23. Ser menos consciente de mis limitaciones
24. Aprender a sacar buenas fotos
25. Hacer saltinbanqui
26. Toparme en una esquina con Gael García Bernal
27. Disfrutar más
28. Que él lea mi blog y se enamore perdidamente de mi

11/2/08

2 8

Veintiocho es un número que me gusta. Mañana tendré sobre mis hombros un número que me gusta. Tendré sobre mi pelo un número que dice algo de mi, o quizás nada. Veintiocho será la respuesta a millones de preguntas que contestaré durante trescientos sesenta y seis días. Veintiocho será la medida de tiempo a la que responderán mis vivencias.

7/2/08

Y el amor


El milagro de existir
El instinto de buscar
La fortuna de encontrar
El gusto de conocer
La ilusión de vislumbrar
El placer de coincidir
El temor a reincidir
El orgullo de gustar
La emoción de desnudar
y descubrir, despacio, el juego.
El rito de acariciar prendiendo fuego.
La delicia de encajar y abandonarse.
El alivio de estallar y derramarse.
Y el amor, el amor, el amor, el amor, el amor, el amor.

Joan Manuel Serrat

Jugador de futbol





No tengo reparo en admitir que mi vida se compone de una exquisita sucesión de accidentes ocasionados en gran parte debido a mi torpeza. Tengo problemas graves con las dimensiones de los objetos. No soy capaz de percibir a ciencia cierta las distancias existentes entre mi cuerpo y ellos. Sin embargo, estoy empezando a creer que esas desventuras no recaen exclusivamente sobre mí. En realidad son las cosas las que me atropellan.
El primer mal momento que el asfalto maldito se encargó de ocasionarme fue a los
15 años. Atardecer de un 31 de diciembre. Iba hacia mi casa en mi bicicleta con un par de medias sin estrenar, cuando mis cálculos fallaron (los frenos del conductor que venía echando diablos hicieron lo suyo) y al doblar por una diagonal una camioneta me topó por detrás. Mis pies pedalearon lo más que pudieron pero no alcanzó. Rodillas y manos
al piso.Ruedas chuecas. Manubrio mirando al sur. Heridas en codos y piernas. Cicatrices evidentes gracias a la ineficiencia de enfermeras y medicuchos de pueblo. El pan dulce con frutas estaba sabroso.
El segundo infortunio, fue unos años después en una cita con un novio de la adolescencia. Me llevé por delante los escalones de un restaurante lujoso y caí, una vez más, de rodillas al piso, con vestido blanco y pimpollo rojo en la mano. Ayudada por un mozo y mi príncipe (que no tardó en convirtirse en calabaza), logré sobrellevar el mal trago sin lesiones considerables. Pero me quedó la vergüenza.
El ultimo episodio ocurrió el mismo día que viajaba de vacaciones, un mediodía de febrero con cuarenta grados a la sombra. Me choqué con una carretilla que insólitamente andaba haciendo de las suyas y decidió salirse de la rutina. Fue en una construcción. Su conductor no supo ver mis intenciones ocultas. Resultado: un tajo arriba de la rodilla (al menos ésta era la derecha), algunos puntos y la intranquilidad por que no se abriera la incisión por siete días en medio de la selva boliviana.
Accidentes menores me ocurren a diario. Las manijas de las puertas que nunca voy a atornillar sucumben con toda su violencia sobre mis pies descalzos, mis huesos se encuentran imprevistamente con las esquinas donde terminan los muebles cada noche que me levanto sonambula, me voy de cara al piso en las aceras cada vez que uso sandalias y más. No obstante, lo más prepotente es que se atrevan con mis rodillas. Sócalos descolocados, peldaños empinados y resbalosos, asfaltos malditos, se animan, pero las rodillas de un jugador de futbol son obstinadas.

5/2/08

Disyuntivas


Quisiera ser la persona que no soy para cruzarme todas las montañas y buscarte. La distancia sería un camino de perlas insignificantes que me voy guardando dentro de mi falda. Diminutos granitos de azúcar que se desprendieron de un caramelo de nuez. Me meto de un salto como un gato por tu ventana de noche para despertarte. No ando en puntillas porque soy audaz y quiero decírtelo. Es que ya no puedo con esas palabras empantanadas en la garganta. Me estorban como tábanos asechandome. Se me escapan sino hago un terrible esfuerzo por contenerlas. Se derraman como agua por los pliegues de mis labios. Pero supongamos por caso que soy esa otra, entonces no me esfuerzo en pensar las consecuencias y no me importa que tu cara sea un desparpajo ancho mostrando todos los dientes al oirlo. Quizás me devuelvas una mirada endurecida o te agarre desprevenido mientras planeabas una huida lejos de mi. Tal vez suceda que todas tus frases predilectas se te vengan enciman aplastandote hasta dejarte enano. Sin embargo, a mi me urge que lo sepas. Escupirtelo en medio de un beso sería una linda manera. Gritartelo en un susurro, otra. Lo hago por fin y te imagino. Estás parado justo en el territorio más tibio de mi mirada. Y mirarte sabiendo que vas a saberlo fortalece mis ansias de tenerte. El mundo gira debajo mio, masajeando las plantas de mis pies. Los extremos no me exceden. No tengo ridículas certezas. Pienso que podría pasarme todas las noches que me quedan buscando alguna razón para arrebatarte la carcajada que te distingue de vos mismo. Y si eso sucediera, la metería en un caracol para llevarmela al oído cada vez que ando huerfana de sonidos bellos. Te miraría mientras te bañas solo para ver la dicha del agua en tu espalda brillar como un sable. Dejaría que te duermas sobre mis piernas a cada instante solo para posarme frente a tus ojos cada vez que regresas de un sueño desquiciado. Querría probar las mil maneras diferentes de abrazarte sin que mi deseo se ponga en evidencia. Estás repleto de las cosas que necesito para ser esa persona que no soy. Tenes todos los tonos que le faltan a esta ciudad para que no sea una isla desolada. Sos todas las alegrías que me gustaría regalarme una tarde de primavera. Formas parte de todas las cualidades que jamas admiré. Pero si fuera otra te lo diría y la cara no me provocaría el remordimiento al volverse roja como una manzana. Sería grandiosamente feliz. No creería que estoy en aprietos. Estaría segura de que encontrarnos no fue un antojo de la casualidad. Si fuera esa persona que no soy no te dejaría ir así como así. Porque si fuera ella el amor dejaría de ser un problema.

4/2/08

De otro

Hoy, les dejo un texto de Emanuel Rodríguez que es un deleite. Este chico sabe escribirle al amor...

http://pinchilonfonseca.wordpress.com/2008/01/30/in-transit/