29/10/09
bajo tierra
despreciarlo con la mirada en el vértice de una baldosa
ponerse de cuclillas frente al orgullo
acurrucar el silencio debajo de la sombra de la palmera
espolvorear todos los muebles con arrepentimiento
asumir los desaciertos con un precipitado dejo de desidia
descalza y vestida con la funda del almohadón
decirse humano para justificarse
diseñar con las mentiras medias de algodón
y clasificarlas por tamaños
mezlcar las dudas hasta formar una plasticola
y destrozar las angustias hasta que sea tomate triturado
morder la pelusa de la alfombra con violencia
atravesar ese filito que te aleja de su estupidez
hundirse las espinas bien adentro de la carne
disputarle al insomnio tres cuartas partes de su existencia
jugar al solitario con el insomnio
robarle las cartas
y ganarle por goleada
apretar los dilemas con las tiras de tu sandalia
establecer pactos duraderos con las canciones
a fin de enterrar bajo tierra tus silencios internos
correr precipicios para alcanzar tus piernas
desatender las impotencias como si fueran tus uñas
agradecer las bondades de tu corazón
atar espalda transpirada con espalda mojada
encogerse sobre la textura sutil y verdosa del tiempo
dibujada sobre una tela yacer
y asumir el destino inmodificable
de ser una lombriz.
28/10/09
una sola historia contada a dos voces
23/10/09
21/10/09
Strindberg lo sabía...
Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia, la falta de deseo, la desidia para el otro, la falta de interés en sus deseos y necesidades. Strindberg lo sabía.
La frondosa producción del autor sueco se caracterizó por su indagación en las relaciones humanas y sobre todo en aquellas que fundan los cimientos de la sociedad burguesa: la familia. La perversidad, el morbo que muchas veces tapan las convenciones sociales son puestas a la luz por su escritura que desnuda los hilos que entrelazan las vidas de sus personajes, llevándolos a un abismo del que no tienen retorno. El Pelícano es una textualidad que está atravesada por las dificultades de las relaciones sexuales que el deber impone, por la mezquindad del deseo de posesión material como del abuso sobre el poder ejercido sobre las almas, sobre la destrucción por abandono de los buenos sentimientos o de aquellas vivencias que construyen la solidez de los vínculos. La madre de la obra es el paradigma de la mala relación que el autor tuvo siempre con las mujeres, y podría ser leída como un tratado sobre su misoginia. La adaptación que dirigió Graciela Camino no prescindió de ninguna de estas propuestas del autor, pero si eligió construir una textualidad no sólo a través de la fuerza de las “textuales palabras”, sino que propuso un recorrido sobre las acciones, haciendo pasar su punto de vista por la imagen, el juego con la luz, la gestualidad, y el uso del cuerpo. El clima logrado por la iluminación a vela desde el pasillo y la escalera que conducen a la sala, y la luz baja que focaliza el escenario logran articular el tiempo y el espacio como suspendido en esas relaciones cotidianas. Junto a los personajes indica los cambios en el clímax de la acción o en sus sensaciones, y suma al efecto de época logrado por el cuidado vestuario y la escenografía –ambos ocupan un lugar importante en la integración de los significantes escénicos-; sin embargo no están en función de construir una puesta en escena naturalista, por el contrario, junto a las elipsis permite abrir pequeños resquicios para desplegar más de un sentido. La escalera en el centro de la escena, símbolo del ascenso y descenso a los infiernos de los personajes, posibilita a las actrices desplegar un interesante trabajo con el cuerpo. La distribución del texto en dos bloques, propone una nueva estructura a la intriga, aunque la intensidad lograda en el primero decae en el segundo, ya que el nivel de actuación presenta notables diferencias. Sin bien todo confluye para crear una atmósfera determinista, las sucesivas interrupciones para reorganizar la escenografía, en un cierto punto, repercuten en la atención y en el placer del espectador y, por lo tanto, en el hecho teatral. Por otro lado, es significativa la forma en que los distintos personajes van mutando en el cuerpo de los actores, de tal manera que podemos presenciar la misma escena que se repite en los dos bloques; sin perder, por ello, su propia identidad –en tanto determinada por el contexto social-económico de texto dramático.
http://www.revistalavoragine.com.ar/revista%2023/textuales%20palabras.html
19/10/09
...ventana sobre la palabra...
Vas a estar en el lugar donde debas estar y yo voy a volar hasta encontrarte, vas a volar hasta encontrarme cuando yo esté en el lugar donde deba estar...
(Javinho dixit)
16/10/09
poema para navegar
el viento sur me trajo una ola
la dí vuelta y de adentro saltaron tres pececitos
uno con rayas azules uno a lunares violeta
y uno rojo todo chamuscado
bien enojados y sacándose los caracoles de las orejas
me miraron fijo a las pupilas y me dijeron:
-si nos devuelves al mar, hoy
podrás ver al cielo sin capucha.
Y yo que andaba buscando justo
quien me devolviera el sol
y creo todavía en los poderes de los peces
con un pedacito de servilleta
me construí un barco
con una ciruela hice la proa
y asientos reclinables con la miga de mi pan
tomé los tres pececitos
y me los puse debajo de la manga
primero me aseguré de lanzar bien el barco
después desde el trampolín me tiré de bombita
y caí con la cola justo en un asiento
apenas solté los pececitos
el cielo se tiñó de luz
todavía ahora estoy navegando
es mentira que los peces no hablan
ni les cuento lo lindo que se está acá...
14/10/09
extrañamiento
Me he despertado con la exacta percepción del sueño en la conciencia, ya no tengo esas pesadillas que me hacían levantar de un salto la espalda de la cama, el domingo sí en cambio tuve que soportar sus lances por encima del reloj y su miedo a la irresponsabilidad. Eso me llevó al detestable rol de espectadora frente a mis mismas miserias. He soñado con mis viejos perros, ellos no estaban seguros de reconocerme y yo a ellos tampoco, pero sí pude divisar claramente que se trataba del frente de mi casa de la infancia y la cocina abundante de madera. Yo tuve una casa como la que muchos sueñan, con piso de pinotea, un jardín con un nogal y una palmera, una pileta ovalada, una galería y un aljibe. Una casa donde los cuentos terminaban con princesas bailando descalzas esperando príncipes que se atrasaban. Me he dirigido al baño con la misma velocidad de siempre en las piernas. He distinguido la lluvia como un suceso de la vigilia. Inmediatamente desanimada por el cielo empacado, he cepillado mis dientes observando con displicencia el estado decrepitoso de mi pelo. He calentado el café extrañándome del silencio de mi casa, todavía esperando una cuota de interés que la violente, un exabrupto, una ruptura, un movimiento que desencadene su descompostura y verla explotar toda junta como si fuera un grano, algo que la saque de esa estúpida periferia infantil.
Ya han pasado cuatro horas desde aquel sueño. Siento como si una eternidad se hubiera dibujado en el medio. Intento conservar esa impronta de la inconsciencia en el cuerpo con la definición de un orgasmo, un cosquilleo que se ubica precisamente allí donde los órganos reproductores respiran y se expanden, esa impronta me conduce a la creación. Como cada mediodía desde hace tres meses he decidido no encender un cigarrillo. Cuidar las partes de mi cuerpo como si todas las posibilidades de la felicidad se hallaran potencialmente allí. Sin embargo, he decidido que no tendré un día con la dosis de plenitud que tuve ayer. He reflexionado acerca de la distancia que existió entre Michael y yo y he caído en la cuenta de que no debió ser más que una cuestión estrictamente cultural. Eso no debe desalentarme, al fin de cuentas su país no para de encogerse y eso no tardará en hacerse notar en sus precarios comportamientos ególatras. He establecido que la felicidad es inadministrable, efímera, impredecible, tan preciada como necesaria. Pero que son demasiados adjetivos y debería quitar alguno. He tomado ya demasiadas decisiones coherentes asique que mejor no seguir.
11/10/09
9/10/09
la unión hace la fuerza
-Yo no sé que comí que me hizo mal, pero mirá como tengo las encías, un desastre. Uhhhh... y encima hoy la cosa viene con tenedor... ¡qué falta de consideración!. Dale Pompi, date vuelta que ahí viene ese dientudo.
-Tengo miedo, prefiero ser apuñalado por la espalda.
-No seas cagón, si se trata de morir, que sea con dignidad al fin de cuentas...
7/10/09
ECUNHI
Esta vez es de día y ella camina. Hay espacios que son particulares, como este, donde la densidad es un viento que espesa el aire. Hay espacios que hacen surcos, como este. Hay espacios que son tajos, como este. Que destiñen y arremeten. Ella siente que un torbellino de pensamientos le vienen en bandada. Intenta acomodarlos. Son tres mil doscientas sensaciones. O más. Son centellas de tiempo en la cabeza. Son los testimonios que oyó de una historia que no presenció.
El cuerpo, un escudo.
Esta vez no hay cojines a rayas. Esta vez no hay a su izquierda una estufa eléctrica encendida a la enésima potencia, pero así hubiera una hoguera frente a sí, lo mismo daría, siempre tirita de frío. Otra vez su espalda se endereza sobre la mesa dura. Sus brazos colgando. Sus piernas firmes. La mirada dispuesta por el azar. El ruido del trazo de la carbonilla sobre el papel, tan sutil como ensordecedor. Y entonces si el cuerpo está quieto, no tiene más que entregarse al razocinio. Piensa en las mujeres que no conoció desnudas con las caderas tiritando entre esos mismos muros. Se impone la tarea de evocar algo que no sea su muñeca acalambrada. Se propone pensar más intenso el dolor de esas mujeres y así el suyo se vuelve intrascendente. Articulaciones doloridas y amasijadas. El frío es un arma que lastima, como defender las ideas. Prescindir de su ropa ante seis personas desconocidas es un acto de valentía. O quizás no. Todo pierde intensidad cuando no existe mediación del alma. Ah!... pero que difícil evitar la huida del alma cuando no hay finas películas materiales que la protegen. Le parece que un segundo de distracción y se le vuela, como un pajarito aprisionado. ¿Cómo dejar de sentir?. Un viaje por su anatomía le devuelve desconcierto. Ojalá su talón fuera tan sólo un talón y no la raíz de un algarrobo arraigado a la tierra. El muslo se confunde con la pantorrilla, los músculos extravían sus límites. Si la tocaran y le preguntaran una por una cuáles son las partes de su cuerpo, no sabría que decir. Es ahora una sola masa. Indivisible como el átomo. Quisiera ser de piedra o de arcilla, y no tener un sólo hueso. Este lugar está lleno de gente a la que le acribillaron a mazazos las creencias. Saber quien es uno, es una cuestión de audacia. Pero sacarse la ropa no alcanza, porque abajo de la piel, más aún, debajo de todos los conductos de sangre, está el alma. Siempre urgida por hacerle saber algo, con su simpleza, guiándola hacia lo esencial. Para escucharla, es preciso desnudarse.
4/10/09
duerme duerme negrita...
vamos juntos a buscar
una cosa pequeñita que se llama libertad.
Esta es la hora primera,
éste es el justo lugar,
abre la puerta que afuera la tierra no aguanta más.
Mira adelante hermano,
es tu tierra la que espera,
sin distancias ni fronteras,
que pongas alto la mano.
Sin distancias ni fronteras,
esta tierra es la que espera,
que el clamor americano
le baje pronto la mano al señor de las cadenas.
Métale a la marcha,
métale al tambor,
métale que traigo un pueblo en mi voz.
Métale a la marcha,
métale al tambor,
métale que traigo un pueblo en mi voz.
2/10/09
mariposa encantada
Cuando le abrieron las alas encontraron
un circo tallado en papel de calcar
cien soldaditos que nunca habían perdido una batalla
treinta y dos caballitos con sus belfos plateados
un hada y un duende que se besaban incansablemente
setenta y ocho llaves que habían extraviado sus candados
cuatro muñecas con cabellos de angeles
un anillo de piedras preciosas flotando sobre un océano de aguas tropicales
sesenta castillos de plastilina roja derritiéndose uno sobre otro
un poeta que lloraba sobre sus poemas malditos
diez mártires de revoluciones que no habían prosperado
dos mil cien escudos oxidados de cartón
cinco varitas mágicas zurciendo chalecos de lana
nueve teteras de porcelana en miniatura
quinientas tres embarcaciones que habían extraviado sus rumbos admirando sus mástiles
seis coronas despellejadas de vanidades
setenta y cuatro hamacas menenadose sobre los rayos del sol
dos plegarias censuradas por la indiferencia de los árboles
siete enanos espantados por una ristra de ajos
un palacio construido sobre la baba de un caracol
cuatroscientas trompetas sacudidas de vientos silenciosos
tres carruajes recorriendo laberintos maniáticos de cartulina
un paragüas que guardaba hortensias marchitas
una marcha entonada por un duque obeso
la ignorancia de las tormentas que no iba a poder atesorar
y un pedazo de cielo gris apretado en las pestañas
y un centímetro de rocío
que de espeso a líquido transmutaba
y en el agua hallaba
su modo finito de perdurar.
() La foto es de Pau ()