- Tengo miedo, dijo. Ultimamente, no sé por qué, me siento a veces como un caracol sin caparazón.
- Yo también tengo miedo. No sé por qué, pero a veces me siento como una rana sin membranas entre los dedos.
Alzó la vista y me miró. Esbozó una pequeña sonrisa. Luego, sin mediar palabra, nos dirigimos a la parte umbría del edificio, nos abrazamos y nos besamos. Eramos un caracol que había perdido el caparazón y una rana que había perdido las membranas.
Haruki Murakami
Al sur de la frontera, al oeste del sol.
5 comentarios:
¡Casualidad! estoy leyendo "Cronica del pajaro que da cuerda al mundo" del mismo autor.
Saludos.
a mi me pasó como el caracol, cuando me agarró la otra vez la lluvia a mitad de camino sin paraguas
besos
Puf!
A.
Yo siempre digo que yo lo quiero como quiere a su casita el caracol.. Un beso
Qué bueno ese libro!!!!!!!!!
Lo leí en dos días.No podía parar.Besos. La Mummy
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