14/1/08

Dos extraños


Hace unos días dos personas que se conocen desde hace muchos años, se sentaron frente a frente. El la miró a ella con sus ojos redondos y celestes como el cielo, hizo una pausa larga, respiró profundamente y le dijo: - Hay algo que tenés que saber. Yo no creo en la amistad entre el hombre y la mujer. Nunca te ví como a una amiga. Ella le contestó que tampoco creía. Y que tampoco había sentido que él era su amigo. Ella supo que tarde o temprano ese momento llegaría. Había tratado de evitarlo, algunas veces con menos fuerza. Pero no había ensayado las palabras que iba a usar. Si lo hubiera hecho, tampoco le hubiesen salido en ese momento. Las palabras suelen propiciar malas pasadas cuando se trata de los sentimientos. Hablaron poco tiempo pero la conversación fue intensa. Todas lo habían sido. El le dijo que se sentía profundamente solo, que no encontraba con quien compartir sus sueños. Que se pasaba la vida buscando gente que los tuviera y no la encontraba.Y que ultimamente le preocupaba ver que los suyos día a día se le iban desdibujando. También le dijo que creía en ella. Que la veía grande. Que no creía que el tuviera algo que a ella pudiera interesarle. Que le gustaba su mirada sobre las cosas de este mundo, una forma distinta a la de las personas que conocía. Ella le dijo que también creía en él. Le pidio que cuidase ese poderoso talento que poseía como un tesoro invaluable. Que veía en él un volcán a punto de erupcionar, esperando el momento para estallar. Que solo tenía que despegar los pies del piso unos centímetros más y emprender el vuelo. El le dijo que no estaba contento con la vida que había elegido.Y busca en los demás, lo que solo se encuentra adentro suyo. Ella le dijo: -Todos buscamos en los otros aquello que no tenemos. Para algunos es el camino más sencillo y veloz. Pero también puede ser el más engañoso. Despúes de que él y ella se animaron a la sinceridad y se escupieron todo lo que tenían guardado, volvieron a mirarse, como dos extraños. Ahora ella se siente aliviada pero extrañamente triste. Como si hubiera perdido algo que en realidad nunca tuvo. Y lo extraña.

2 comentarios:

María Gabriela Costigliolo dijo...

aaa la franqueza, hermosa, pero a veces causante de estas trsitezas...un beso

Anónimo dijo...

Me encantó.
Te felicito por tu blog.
B.M.