En una charla en la Universidad Nacional de Córdoba realizada a fines del año 2006, el historiador, escritor y periodista, Martín Caparrós, habló acerca del periodismo actual. Porque siempre es interesante escucharlo y porque es uno de los grandes cronistas de nuestro tiempo, destaco aquí algo de lo que dijo esa calurosa tarde de diciembre:
“(...) cuando alguien me dice periodismo yo pienso en general en textos, escrituras, y hablo sobre eso. Podría atenerme a su etimología. Los periódicos son publicaciones gráficas, pero es una definición vieja y ya se puede hablar de periodismo radial, televisivo, entre otras cosas y ahora mucho de periodismo digital que siempre me suena a esas cosas con los dedos, el de Internet debería llamarse internetico, internetero o internero, es curioso pero uno de los sustantivos más pujantes de estos días, Internet no ha conseguido crear su adjetivo todavía”.
“Hace un par de meses mi vida ha dado un vuelco decisivo, inesperado, ya no me levanto con el diario. Durante cuarenta años he sido un lector de diario empecinado, empedernido. Tenía un sistema, cada mañana al comprobar que no me había convertido en una cucaracha caminaba casi a tientas hasta la puerta de casa, flexionaba mis rodillas, extendía una mano y recogía el diario fresco entonces lo llevaba a la cama y allí durante un rato ejercía la única forma que conocía de pasar del sueño a la vigilia, leyendo ese diario de atrás para adelante. Cuando lo empezaba estaba casi dormido, cuando lo terminaba ya podía levantarme. Me quejaba, tenía cada vez más la sensación de leer las mismas noticias ya viejas que había leído en diversas paginas web el día anterior pero lo seguía haciendo. La cuestión es que con esta mudanza y ciertas dificultades artísticas hace unos días al cabo de una semana descubrí con horror y espanto que no los necesitaba para nada, ahora si acaso, prendo la computadora un poco más temprano y recorro diarios web para ver que me perdí...”
“Los diarios en pos de generar noticias que pueden ser reemplazados por otras, desaparecerán, sucederá en el mediano plazo. Tengo la impresión que los editores de diarios para cumplir no saben que hacer para evitar que esa tendencia se acelere. y tal vez tienen muchas cualidades, su inmediatez el tiempo más o menos real su apertura, cualquiera puede tener un espacio, tal vez explica como contrastarlo con la luz del profesionalismo cierta excelencia en la escritura y en la búsqueda”.
(...) detesto la palabra periodismo de investigación, debería ser un neonato del subversivo, pero además es la única palabra que usan los policías, los detectives, los fiscales, y los periodistas deberíamos dejar de decir que hacemos lo mismo que ellos”.
“¿Por qué los editores de diarios y periódicos se empeñan en despreciar a sus lectores o en tratar de deshacerlos?. En su distracción por pelearle espacio a la radio y a la televisión, los editores criollos suelen pensar medios gráficos para una gran especie que ellos inventaron: el lector que no lee. Es un problema, un lector se define por leer y un lector que no lee... son como los oyentes que no oyen... las heladeras que no helan, una contradicción intrínseca. Los editores eluden el problema lógico, siguen adelante con sus páginas llenas de gráficos, de dibujitos, iconografías, los carcome el miedo a la palabra escrita, creen que es mejor pelear contra la tele con las armas de la tele en lugar de usar las únicas armas que un texto no combate: la escritura. Por eso en general les va como les va, por eso en general a nosotros también”.
“(...) pelea, por ahora contra la radio y la televisión. Pronto tendrán que darse cuenta que la pelea contra Internet va a ser digital”.
“(...) escribir para lectores... no para tarados, o sea, dos líneas principales. Por un lado producir buenos textos, aprovechar las posibilidades que la palabra escrita ofrece, fuera de ellas, la forma. Hasta acá mi reivindicación de la gráfica pero no como género, sino como modo de ver y de leer el mundo. La crónica es un periodismo que sí hice yo, que dice existo, estoy, no los engaño. El enfoque periodístico habitual está anclado en la simulación de esa famosa mirada que algunos ahora para ser menos brutos empiezan a llamar neutralidad, despojada de lo personal, intento de eliminar cualquier presencia, de crear la ilusión sin intermediación, una forma de simular que aquí no hay nadie que te cuenta, que esta es la realidad. El truco ha sido equiparar objetividad con honestidad, y subjetividad con trampa. Pero subjetividad es ejercicio libre, es necesario. Todo texto aunque no lo muestre está escrito en primera persona, está escrito por alguien. Es necesario que haya una versión subjetiva de los hechos narrados, no por elección sino por que es imposible que un sujeto de cuenta de una situación sin que su subjetividad juegue en ese relato, sin que diga qué importa o no contar, sin que decida con qué leyes contarlo. La prosa informativa es para que ustedes sigan creyendo que lo que tienen enfrente es la pura realidad sin intermediación”.
Cuando terminó la conferencia, me acerqué al periodista con el libro “El interior”, para que me lo firmara. Le dije que aún no había terminado de leerlo y que me lo habían regalado con motivo de mi graduación como Licenciada en Comunicación Social. Entonces, me miró fijamente, aguardó un instante y escribió en la primera hoja del libro:
“Perdón, la próxima vez exijí un regalo”
Martín Caparrós.
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