20/5/09

(sic)




Soy un texto caminante. Un texto que avanza con la velocidad de un rayo. No se detiene en los escaparates, no se detiene a escapar porque un texto es un escape en movimiento. En sí misma yo ya soy un texto. Tengo la contextura de un texto. Soy un texto descompuesto. Soy un texto urgente. Imprudente. Desprejuiciado. Un texto tremendamente enjuiciado. Un texto que rueda como un cardo ruso por las aceras. Un texto sin cera. Un texto al descubierto. Un texto que se descubre a sí mismo. Despojado. Desprovisto. Un texto que se somete a las imágenes y toma sus definiciones. Influenciado por lo que sucede. Se alimenta de lo que ve sin resignificarlo. Un texto que lleva en sí todo el significado. Ve basura y se transforma en basura. Cruza hombres que llevan cajas y se vuelve de cartón corrugado. Un texto que escucha a hombres dialogar con sus mujeres antes de ser un diálogo. Un texto que ve hombres que se hacen señas con los dedos antes de ser una señal. Soy un texto constante. Soy un texto abierto de par en par. En carne viva. Apto para. Soy un texto que se nutre de los olores. Soy un texto oloriento. Soy un texto cargado que pesa lo mismo que un elefante. Soy un texto animal. Soy un texto espasmo. Soy un texto obeso. Soy un texto como un orgasmo. Soy un texto en plena ebullición. La calle me convierte en un texto sin estructura ni sintaxis. Soy un texto que se reacomoda, se desarma a cada paso que emprende. Soy un texto porque llevo ojos por todos los lados. Soy un texto contenido. Soy un texto con ojeras pero sin anteojeras. Soy un texto incendiado. Soy un texto a punto de desangrarse. Soy un texto abominable. Soy un texto que se atraviesa a sí mismo a medida que nace. Soy un texto y punto. Soy un texto porque se me antoja ser un texto, nada más que eso. No podría naturalmente ser otra cosa. Si un texto fuera algo que cobrara existencia. Soy un texto fugaz que se fuga. Soy un texto impensado. Jamás podría pensar en ser un texto. La calle no permite pensar sino absorber. Absorto un texto que absorbe. Si me tocas, te corto. Si me hablas, te grito. Un texto que es un discurso. Un texto sin curso. Si fuera plausible de ser traducido, entonces no tendría que ser descripto como un texto. Porque un texto es intraducible. Un texto aguarda la simpleza de un texto. Puesto que ser un texto exige ser nombrado un texto y nada se le puede más exigir. Soy un texto encerrado en el reto de vestirme de texto.


3 comentarios:

Thotila dijo...

Alegrese de ser un texto, significa que tiene "significado", "adecuacion", "coherencia" y las envidiables "intencionalidad" y "cierre", cosas de las que carecemos gente como yo, los que somos simples garabatos.

Saludos.

Felipe B dijo...

no entendí un pomo, pero esa hamaquita saltarina de la foto es el sueño de todo adulto, confiesen!! idem que los colchones inflables.

María Gabriela Costigliolo dijo...

Hola texo, como te va? muy bueno tu doble... ja Un beso