13/11/09

estrategias para la memoria a largo plazo II













Era el último Buenos Días de los chicos en Chapa y decidimos que tenía que ser en la playa. Habíamos pensado en la idea de una ronda grande y en una danza, por eso llevamos los tambores, para recibir al sol con música, como solíamos hacerlo durante toda la colonia. Cuando empezamos a formar el caminito todos tomados de la mano, era una hilera tan larga que no terminaba nunca. Finalmente la ronda fue gigante y el sonido del viento golpeando las olas lo aturdió todo. Y nosotros quietos así, empecinados en darle a eso una forma redonda, empecinados en eternizar un momento que se iba con el viento, tomados de la mano, mirándonos desde lejos, tratando de contener el llanto inevitable y agradeciendo que estábamos vivos. Cuando se me da por el desánimo me gusta acordarme de ellos, tengo sus expresiones niñas grabadas en mi disco rígido de la memoria. Sus abrazos. Sus deditos pegados a las ventanillas del micro. Sus carcajadas. Sus llantos certeros y demoledores en la despedida. Sus asombros oyendo cuentos fantásticos. Sus berriches. Algunos de ellos vieron el mar por primera vez ese verano. Otros no tenían trajes de baños y se metían a chapotear así, con los pantalones arremangados, en remera. Dichosos. Con los dientes anchos. Angurrientos y felices. Y dios existió ese verano. Y yo fui testigo.




Programa Federal de Turismo Educativo. Unidad Turística Chapadmalal. Enero '09. 




2 comentarios:

Thotila dijo...

Definitivamente, es un recuerdo que vale la pena.
Brindo por mas como ese.

Saludos

Doris dijo...

...de lo que podés estar segura KIKI es que sus llantos, sus carcajadas, sus asombros, sus berrinches... son auténticos y no fingidos. Y eso, mi reina, no tiene precio!!! Vamos por otro encuentro similar!!!!Te amo.