2/2/10

falta de apetito

no sin antes decirle:


no quiero ser
un barco que nunca encuentra una isla para descansar


no me apetece esperarle
ni sentirme como la hoja de un árbol que sabe que va a caer


no me apetece la letra chica del contrato en negrita y con mayúsculas 


no me apetece el pétalo pegado con cinta adhesiva en la garganta


ni estos dedos amarillos que latigan contra las teclas


ni la ausencia toda amamantando mi estómago de semillas


ni los fragmentos inconclusos que le oculto brillando la transaparencia del aire


no me apetecen sus pájaros de papel
(hace tiempo quería decírselo)


ni la manera en que pronuncia la ese


no me apetece en lo más remoto que atraviese el marco de mi puerta con esa cara de búho sin gestos en los ojos


no me apetecen mis hombros con olor a humedad que lo miran y no lo cortejan


no me apetece que mastique mis mentiras
con ese aire de caballero medieval


no me apetece mi lengua
que mientras lo niega se ahoga en un charco de vinagre salitroso y amarillento


no me apetece esta tristeza de imitación coreana


por eso se la escribo
para que no me ensucie las próximas tres horas del futuro


se la escribo
también, sépalo
porque huele a carne cruda


sí, usted también huele a carne cruda
(eso está de más pero viene al caso)

no me apetece esa manzana que dejó amarronándose contra el césped



no me apetece mi pelo secando su rabia al sol


le exijo tenga a bien regresarme al bosque de mi soledad
déjeme en diagonal a la aurora
ahí nomás
al lado de los pinceles
con una pierna cruzada debajo de la otra

si es la derecha la que está abajo
procure que no se acalambre la izquierda


quiero que me devuelva los susurros
mañana a las diez y cuarto
cuando ya no los quiera


favor de de volveme volveme de


ningún verso mío en usted



nada
de nada
ni una cicatriz
ningún centímetro de mi arquitectura le pertenece


todas las parras que vimos de la mano
perecerán
cuando termine de escribirle esta nota


no quiero su sentido de la liviandad
mofándose en los azulejos mi cocina


no quiero levantar esas esculturas de barro
que me imagino mientras bastardea el lenguaje de las palabras


no necesito su huella en mi mate


entre el tiempo de antes sin usted
y este tiempo con usted
fíjese
he extraviado la noción del punto y aparte



nada de su legado reconozco
nada que precise
en el alma
ser inventariado.


Ahora sí,
tome su plumaje
abra el grifo
y váyase nadando
y por favor
sea prudente
y no vuelva.

4 comentarios:

Agus-tincho dijo...

No vuelvas, no revuelvas. No regreses ni por los mismos pasos andados, ni girando en la esquina. No te asomes en esta ventana, no trepes en este árbol a espiar mi rincón.
No vuelvas, no llames, no me digas lo que quiero escuchar.
No me digas, lo que no quiero escuchar.

Creo que... no volverá. Que lindo leerte, (Y entenderte). Tardé en pasar por aquí, pero lo hice, y me alegra hacerlo.

Un saludo, tincho.

Un nuevo lector.

Ceci dijo...

Lección de autodeterminación :)

María Eugenia dijo...

Agus-Tincho: no, no y no.
Celebro la llegada y espero su vuelta!!

Ceci: algo así, ralladura, ganas de escupir, decisiones, que le dicen...

Lucia Loydi dijo...

upa la la... uuuffff