8/7/08

...FLUIR...


De la plaza a mi casa hay quinientos cinco pasos. Lo sé porque uno a uno los conté mientras me alejaba de vos la ultima tarde que te ví. En cada pisada que dejé no pude sacarme de encima el vislumbre de la chica triste. Por eso, entre las cosas que te debo, está la posibilidad de una de mis mejores risas. También las risas que no se ríen quedan debajo de la piel, molestando. Lo lindo de reirme, es que puedo hacerlo de varios colores. Entonces, por caso, cuando te asalte un día lavado y desabrido, yo me reiría de naranja o amarillo para vos. Sucede que en mis últimos cuatro sueños vespertinos te encontré. En el primero me rodeabas con los acordes de tu guitarra, y yo me dejaba arrullar. En el segundo vos y yo hacíamos tiempo hasta que ver caer una estrella del cielo en la estación de un tren que nunca salía. En el tercero bailábamos rock and roll como dos adolescentes de quince que se han dejado las vergüenzas olvidadas. En el cuarto nos quedábamos sin los bordes de las bocas de tanto besarnos, entonces teníamos que besarnos con los párpados de los ojos. En el campo de lo onírico a mi se me ocurre torcer un destino que insiste en alejarme de tu abrazo eterno y en esa tarea tengo casi nada que perder. De un tiempo a esta parte, me he empeñado en abastecerme de diminutos detalles. Tu olor por caso y tu piel. Tengo tantas opciones como soles y vientos. Y ningún cuadradito de todas las baldosas me concierne. Cuando busco en las caras de la gente algún gesto conocido me pregunto: ¿Qué sucede con las cosas una vez que dejamos de creer que son absolutas?. El presente se renueva cambiando de matiz a cada movimiento de mis hombros. Cuando viajo hacia mis sentires, en ese trajín, me topo con ciertas contradicciones, que no son otra cosa que mis flaquezas, mis arrogancias, mis temores, mis excentricidades, mis obsesiones, mis emociones, mis placeres. Adentro mío me retuerzo y en las esquinas, me pliego como una goma a los bordes, giro, retrocedo, me estanco, escupo, pataleo, gozo, me complazco, me regocijo, grito, y algunos días fluyo, sí, aunque no lo creas, fluyo. Ayer, sin ir más lejos, en las últimas treinta y cuatro páginas del libro que más intensamente me leyó tuve un orgasmo que duró una eternidad. Creeme, en esos minutos, el optimismo me creció por debajo de las plantas de los pies para mostrarme que la distancia que me separa de lo que es la felicidad no es más que un camino de miguitas como el de Hansel y Gretel. Los paisajes cambiantes exaltan mi autenticidad, el aire coquetea penetrando a los cubículos de mis pulmones. Entonces, se me da por creer que, como esa tarde en la plaza me dijiste, no son las situaciones las que se modifican, solo los contextos. Ahora, en este exacto latido, si tuviera tu bici, desafiaría al viento y saldría a buscarte para regalarte una risa roja, tan roja como el corazón de Ana. Quizás porque aquel domingo supe que a cinco centímetros mis ojos de tus ojos se despejan todas las incertidumbres, y que a veces cuanto más fácil es no estar solo...

5 comentarios:

Javier Pallero dijo...

me mato lo de los 505 pasos, muy sentido y profundo. Lindo escrito...espero que no refleje demasiado los detalles de su historia personal...
un abrazo!

fulano/martínvillarroel dijo...

No soy quien para dar consejos, no puedo. Pero "las distancias no son nada, al menos en nuestros corazones".

María Gabriela Costigliolo dijo...

cada vez me gusta encontarme con estas cosas que leo, me reflejan tanto.. pense que era la unica que habia contado pasos alguna vez... un beso

Thotila dijo...

"En el cuarto nos quedábamos sin los bordes de las bocas de tanto besarnos", el famoso beso de loro. Yo tambien cuento, pero cuento cuadras. y siempre me distraigo y me olvido que estaba contando.
Domingo interesante el suyo.

Anónimo dijo...

Karma: no es difícil imaginarme contandolos... Y si, por más que no quiera uno siempre termina contandose a si mismo.

Fulano: las distancias que nos separan por fuera suelen acarrear menos dolor, eso seguro. Se puede estar lejos estando al lado de alguien también...

Thotila: contar puede ser divertido. Pero si hay algo que te distrae de esa tarea es porque dejo de serlo, no?

Gaby: no somos muy originales...