21/6/09

24






Siempre le sucedían esos pensamientos mientras volvía en el 24. A menudo casi todo terminaba en el 24. Pero esa noche tuvo un arrebato, una cosa que le salía hacia fuera como un vómito, un dardo que se salía del blanco, un corte en la respiración, un sentimiento que se le plantó determinante, un dejo de… nisiquiera supo que nombre ponerle, cómo llamarlo. No tristeza, ni dolor. Nostalgia. Quiso bajarse de inmediato y quedar de cola en el asiento de atrás de la bicicleta de la chica que venía al lado de las ruedas del colectivo. Uno o dos momentos. Si le hubieran dado a elegir quizás tres. Su inminente llegada a la ciudad, la música electrónica, la moto y el pelo todo revoleado, los labios partidos y bailar bailar y bailar… shalala shalala shalala la…Ella con la inminencia de una mujer que tiene sangre correteando a borbotones en exceso por sus nalgas. Ella con la felicidad de la inmediatez artificial, con la suficiencia del tiempo presente. Ella adoleciendo sin adolecer. De vez en cuando un mail amedrentando cada coordenada de la geografía de sus dedos. Todo el cuerpo esperando para arder. Todos los sentidos esperando para arder. Todo el cielo a la espera del incendio. ¿Dónde se fue el fuego?, piensa. Y no es que no la haya movido de lugar la última hora y media haciéndose pasar por un Papa que ha sido sodomizado, sentada en ese sillón presidencial, decir las cosas que dijo, hacer las cosas que hizo mientras miraba abrazarse a esa pareja, luego fijar los ojos en el otro chico que rodeaba a su chica por detrás, encontrarse con los suyos de vez en vez y pensar mientras tanto que sentido tiene mirar al hombre de otra y que sentido tiene que el hombre de otra la mire. Pero después, el regreso es el regreso. Ella en el 24, diciendo para sí: -acá va a doblar, no todavía no pasó por Lavalle, qué desolación Once de noche. Y contar de nuevo los meses. 15. ¿Eso es una buena cantidad de tiempo?, ¿la duración del tiempo es un eufemisnmo? ¿que importancia tiene el tiempo?, ¿cúanto me queda? que extraño... su vida era la vida de alguien que ahora pensaba en aquella tarde cuando se sentó sobre su acolchado azul y le dijo no me lo digas porque yo ya lo sé, te vas a vivir a Buenos Aires. Si claro, ella sabía que podía contar con ella, contar de veras contar… pero tenía que irse porque se estaba asfixiando. Tuvo que elegir. Elegir es fácil, pensó. Lo difícil era convivir con las propias decisiones, como le había dicho Jota. No caminar por las aceras con la intuición de que iba a tropezar con sus lentes negros. Y empezar de cero. Como cada día. Y llegar al medio. ¿Esto es el medio?. Y remar. Y ahora dejar de fumar. Y remar. Y comerse un kilo de palitos de la selva, tres paltas enteras con limón, pensar en escribirle una oda a la palta; pero ni por asomo fumar. A veces la pinchaba como un escarbadiente adentro, un antojo de romper, sórdidas, repugnantes ganas de gritar. Y el mundo a esta altura estaría diluyéndose en los ojos del chico que la miró y ella ya no está en San Telmo y no es una actriz que juega con la cordura, con las fantasías de los demás. Solo es una mujer que baila baila y baila. Shalala shalala shalala la…
Qué bueno que me invitaste Vic, piensa, yo sabía que tenía que venir, me conozco el recorrido del 24 de memoria.

4 comentarios:

Javier Pallero dijo...

Pri?.

Que dulce jugar con la cordura...es inteligente, sagaz y sarcástico.
Estar al borde, de lo que los demás han consensuado como normalidad.

Eso es el arte, el amor, la poesía y la alegría.
La línea esa.

un abrazo, trazadora de lineas.

María Gabriela Costigliolo dijo...

amiga, que cosa, debe ser algo en el aire o en el agua de los que sonamos con la misma musica que alguien que solo nosotros escuchamos nos puso al oido..por que casualmente algo parecido me pasa y escribi sobre eso.. ¿esto es el medio? ja! que excelente pregunta amiga que excelente....
pd: no me gusta la palta si no te diria que le escribas algo...
Besos!!!!!!!!!!!

Eugenia dijo...

Karma: desde el borde de la línea que me emepeño en trazar, loca, lo abrazo...


Gaby: en el aire hay cositos, como en el cuento de Laura Devetach, vos también los ves?

La palta es lo más.

María Gabriela Costigliolo dijo...

Euge; no lei el cuento pero estoy requete segura de que hay cositos...
Bueno tendre que hacer pecho corazon y darle una segunda oportunidad a la palta... de verdad no la probe muy bien, tocar con la punta de la lengua el tenedor que tiene palta no es probarla ¿¿¿o si???