19/8/09

Miss Carrusel




Miss Carrusel es un felino extraño. Su sueño más excéntrico es salir en la tapa de la Rolling Stone. Se enreda con los cables de la guitarra. Conversa con el espejo, mira su cola y llora lágrimas de cocodrilo. Come como un pajarito, cuando no fallece de hambre. Le pide disculpas a su dios por detestar a su dueño. Recita poemas de Marosa, mientras a su lado pelan berenjenas. Miss Carrusel es un felino depravado que se masturba pensando en un ratón. Lee de corrido el prospecto del ansiolítico pero no se lo toma. Orina sobre unas botas de cuero de vaca y se mata de risa. Escribe notas en la heladera de cosas que oye en la radio y que nadie lee. Se muerde la lengua mientras se cepilla el pelo y estornuda todas las mañanas al menos cuatro veces cuando olfatea Glade de lavanda. Miss Carrusel es un felino muy instruido que en las esquinas conversa con otros gatos acerca de la redundancia en el rock nacional, del calentamiento global y de las posibilidades culinarias de los gorriones. Tipea en la computadora con sus uñas largas aforismos horribles acerca del amor y la existencia. Maulla de noche sus ínfimas desgracias: no tener la opción de emborracharse ni de sentarse en la butaca de un teatro, sin embargo agradece los beneficios de los techos y la multiplicidad de vidas. Mis Carrusel es un felino audaz que infringe las reglas de tránsito y se cola detrás de un peatón prepotente cuando el semáforo está en verde. Miss Carrusel es feliz pero siente culpa porque sabe que no es una gata como cualquiera y saber en estos casos, es para peor. Escucha la Zamba de mi esperanza, pero quisiera poder montar una bicicleta, se aburre de sus colores y nunca mira televisión. Deja que la besen en la frente, mete la cabeza adentro del plástico con bronca y cada vez que tiene algo ya no lo quiere. Miss Carrusel es una gata histérica mientras abraza a su panza llena de bichitos. Ellos no entienden, piensa. Traga saliva, se acalambra, suspira. Estoy loca, se consuela. Mira el cartel fileteado del bar de la esquina, se tira debajo de un tren y después dice que lo siente. Se queda horas mirando el hilo de humo del sahumerio, corre y transpira hasta el 26 y nunca se sube. Rompe un vaso y no pronuncia amén. Camina de coté, renuncia a sus posibles siestas gatunas y duerme en el sillón de felpa. Se cepilla los dientes, hace contorsionismo, bebe licores imaginarios, se viste con la madreselva, tirita de frío, se suicida con la bufanda y no vuelve a nacer sino es viernes.


10 comentarios:

Thotila dijo...

¿Una amiga de Chipi?
Todo bien con los gatos, pero ninguno ceba mate. Y cuando van a hacer las compras, no traen el vuelto.

Un saludo

María Gabriela Costigliolo dijo...

dicen que los animales se parecen a sus dueños...
Besos

Anónimo dijo...

Miss Carrusel una diosa total!!!!! Mezcla de felino con reina. Pero... llevala al veterinario ja ja.Beso. La Mummy

Thotila dijo...

Es oficial, usted tiene mas visitas que yo...

Eugenia dijo...

Thotila:
quizás es el amigo imaginario de Chipi, no lo sabremos!!
Si yo fuera uno, tampoco traería el vuelto...

Gaby:
con seguridad...

Mummy:
Miss Carrusel no se deja llevar al veterinario e insiste en vivir adentro de este cuento.

Thotila:
y eso es bueno, no?

Thotila dijo...

No se si es bueno o malo, solamente queria hacer un comentario para no ser olvidado... y que miren mi post nº 100, que me costo mucho y me quedo lindo, je.

Thotila dijo...

No se por que, hoy es el dia del blog...


Feliz dia.

Anónimo dijo...

Me ancantó!
viste que patón ese Pelu!! Nº 25 de scarpín!!

María Eugenia dijo...

Siii! tremendas patotas, que lindo gato fue, no? lo extraño todavía...

Anónimo dijo...

Amo a Miss carrusel!Marite