22/1/08

Planetas alineados



Tres mujeres dencansan sus cuerpos en el verde. María, Eloísa y Paula. Acuario, Sagitario y Virgo. Toman mate. Hablan de hombres. Se ríen de sus desengaños amorosos. Creen la teoría de que la mayoría de los hombres son emocionalmente inmaduros. Paula le pregunta a María:
- Y... ¿está con alguien?
- Está con todas.
- Típico. El cobarde que está con todas porque tiene miedo a entregarse a una sola. De esos hay por todas partes. A mí me escribió un mensaje de texo hace poco. Me tomé tres días para contestarle.
- ¿Qué decía?
- ¡Tanto tiempo!, ¡que lindo sería verte!, ¿será posible?
- y...¿qué le contestaste?
- Jugué con sus propias palabras: ¿Será posible que me veas?. A él solo le preocupa mirar su ombligo.
- Es que en realidad el amor debería ser más sano. No sé en que película lo escuché: El amor, no debería basarse en la necesidad del otro, sino en el goce.
- Si, como esa frase que dice: te quiero más de lo que te necesito. Es fuerte pero es así.
Las palabras ganan espacio. La miel está derretida pero a ellas no les importa que las hormigas esten chochas. Facundo, el perro de Paula, se sacude las pulgas. Es pacífico y tiene extraviados los ojos en medio de un abundante pelaje gris. Cuando duerme, ronca emitiendo un sonido tierno. Las tres están inmersas en la pelopincho de Paula, flotan como si tuvieran diez y rememoran el día que se conocieron. El sol rota buscando su lugar en el cielo, ellas también. Ana les hace tirar unas moneditas con símbolos sobre un repasador con un gran girasol, pide que le pongan un puntaje a la cara, y otro a la ceca. Dice que es el I Ching. Eloisa y María se entregan a los chinos en una descomunal actitud de confianza. Una pregunta. Tirar las moneditas siete veces. El veredicto.
Oyen cada palabra del oraculo con la atención que se merece el mejor cuento. Dependiendo de la frase, reafirman con la cabeza o ejecutan gestos sorprendidos. Son extrañas las maneras en que lo remoto se vuelve próximo, palpable. Se suben al tren del tiempo. Las imágenes del futuro se proyectan ante sus los ojos completamente abiertos. Vívidas, como en un gran fresco. A María los chinos le aconsejan que avance progresivamente, de a poco, que no saltee etapas, le dice que este no es su habitat. Ella igual ya lo sabía. Para Eloísa las relaciones serán una mezcla de límites, fuego, energía, tendrá en sus manos un gigantezco poder que puede volverse en su contra si no lo usa adecuadamente. Luego vendrá algo tremendo, truenos y el ocaso. Pero de todo eso habrá algo que aprender, dicen los chinos. Que alivio, piensa ella. También parece que es demasiado tarde llevar adelante esa desición que había tomado. Eso la preocupa. Después de las moneditas, las tres entrarán a la habitación de Paula, se quedarán absortas ante una biblioteca nutrida de libros de Oscho. Una lástima, la fama que le hicieron, dice Paula. Eloisa tomará un libro: “Las mujeres que aman demasiado” y dirá: alguna enseñanza para mí tiene que haber aca. Y se lo llevará consigo, vaticinando sin darse cuenta las predicciones del I Ching. No le gustan los de autoayuda, pero el título la describe. El día se desvanece paulatinamente. Las tres se resignan de nuevo al verde. Silvio dice que va a hablarles de un hombre común. La densidad del tiempo es otra. Antes de marcharse irán por la carta natal. María: Luna en capricornio, relación conflictiva con una madre demandante. Eloísa: Luna en sagitario, la figura de la madre se confunde. Reconforta oír a otro describir los propios estados, modos, sensaciones. Cosas que definen. Paula es especialista en interpretar las palabras de los otros. Es una persona que insiste en estar atenta a su yo interior. Se escucha a través de cada organo, cada parte del cuerpo. Vive sin ataduras y a corto plazo. Luego de preguntarte el nombre quiere saber el día y la hora en que naciste. Porque eso siempre lo explica todo. Es un ser absolutamente místico, profundo, claro. Le entusiasman los hechos fortuitos de los otros. Desborda alegría.
El martes se va sola a El Bolson. En busca de duendes, dice cuando despide a sus dos amigas en la puerta. Eloísa y Maria piensan que lo más probable es que los encuentre, porque ella ya lo intuye y basta con intuir algo intensamente para que suceda.

4 comentarios:

maria a secas dijo...

bonito relato

Che Gurí dijo...

Acá cerca en Bóreas donde vivo no hay pelopinchos, ignoran sobre el i-ching desde el alfa hasta el omega, y los crepúsculos duran todo el día o sea bien poco cuando es invierno, y éso si no hay nubes que es como acertar tres cifras a la cabeza.

(No te cuento el resto, pero seguro que ya te lo imaginás.)

Bueno, la cosa es que son los blogs así, como éste tuyo, que me recuerdan... No, mejor no te lo digo.

Pero GrAcIaS, así con altibajos como a veces me sale la cosa, me resulta la vida... Mmm... Mejor termino ésto cOn MáS aLtIbAjOs O mE TeMo QuE vA a CaErTe PlOmO

María Gabriela Costigliolo dijo...

Tengo una amiga L LAu que cada vez que voy a su casa me lee el tarot y me tira el I ching, es una cosa de no explicarse, mi cara de asombro y etc etc como vos lo describis.
Y tambien creo que basta con que yo lo intuya para que eso suceda, es como un sexto sentido... un beso.

Anónimo dijo...

Muy buena la nota!!! Qué personajes María y Eloisa no?
Estará bueno ese libro? Mmmmm si no es de autoayuda...